
Se llama “El Chiflón”, pero tiene muchos chiflones; su murmullo se oye a lo largo de los 970 escalones que conducen hasta el Velo de Novia, admirado por alrededor de 50 mil visitantes, nacionales y extranjeros, tan solo en el periodo vacacional de Semana Santa.80 vigilantes cuidan la seguridad de los cerca de mil turistas que, diariamente en este período, arriban al lugar que oferta diversidad de servicios.Genaro Jiménez Cantoral, de la Sociedad Cooperativa San Cristobalito, enseña orgulloso los cientos de senderos que nos salen al paso; éstos van desde los andadores a las cristalinas aguas del Río San Vicente, luego convertidas en verde turquesa, conforme aumenta su profundidad.A lo largo de todo el trayecto, desde que inicia el recorrido, se disfruta del mágico canto de las aves.
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